martes, 1 de mayo de 2007

Encuentro celestial.

¡Vivir es genial!
Allí está, sentada en la posición de loto, con el codo apoyado en su rodilla, con el puño de la mano derecha cerrado; aunque no del todo, porque con media palma sostiene su mentón. Su otra mano, sostiene una pluma de colores que ha encontrado entre el césped, sus dedos índice y pulgar sostienen el cálamo y giran a la pluma sobre su propio eje de un lado para otro. No es grande, mide aproximadamente unos diez centímetros; pero los colores son de ensueño. Debe haberse desprendido de alguno de los pavos reales que desconfiados se alejan de las personas.
Hace tan sólo unas horas estaba en la playa, sentada sobre la arena, disfrutando del lenguaje de las olas cuando juegan entre sí, de ese ir y venir de la espuma del mar. Hace unas seis horas había visto a un ángel cruzar delante de ella. Oh, sí tenía que ser un ángel. Era el ser más perfecto que sus ojos habían visto nunca. No existían palabras para describirlo. Tan sólo una palabra podía destruir el maravilloso momento que vivió hace seis horas.
A sus cuarenta y dos años había visto muchos seres opuestos a su género y sus ojos habían gustado de muchos, y sus manos habían acariciado el rostro de unos cuántos, y su cuerpo se había fusionado con más de uno, unos cuántos incontables en ese momento. No era extraño ver uno más a las seis de la mañana; y aunque no fuera una hora común para sentarse a las orillas del mar, sobretodo porque la mayoría de las personas prefieren las noches para disfrutar de la vida y las madrugadas para disfrutar del descanso reparador tras una velada llena de diversión; ella sí que solía aprovechar las madrugadas para sentarse sobre la arena y para vivir como si fuera la única en el mundo, como si fuera la dueña del mar. Pocos caminan a esas horas por la playa.
La criatura angelical no tendría más de treinta años. Pero se había acercado a ella al percatarse que lo miraba anonadada. Caminó con paso firme y se sentó a su lado. La miró, aún estaba oscuro; pero se percibía que era guapa. Se veían sus grandes ojos claros, verdes quizá. Le miró los labios, tenía unos labios delgados, muy bien definidos. Era pequeña, pero estaba bien proporcionada, le llamaron la atención sus pechos prietos detrás de la camiseta. ¿Cuántos años tendría?. Daba igual. Llevaba casi dos minutos en silencio a su lado y ella empezó a jugar con una de las mangas de la camisa que llevaba sobre los hombros y le miró asustada, insegura; pero traviesa.
Se miraron, y en silencio se desearon. Pasó lo que a veces pasa cuando dos almas necesitan afecto, pasión, aceptación, sexo.
Ahora estaba allí, sentada en el césped, mirando el caminar de los pavos reales. Había llegado hace unos cuántos minutos a su ciudad y se había ido a caminar al parque, hasta que el recuerdo invadió su mente y las piernas le temblaron y el deseo despertó nuevamente.
Había sido una experiencia celestial.

Es posible ser tu mejor versión

"CADA SER ES UNA ESENCIA DISTINTA".

Espero que a través de este blog, alguien pueda vivir unos instantes de introspección conmigo.

"Eres único/a, un reflejo de Dios en este mundo, comparte todo lo que tengas, recibirás con creces; ama, no dejes de amar; aunque sientas que no te aman; vive intensamente, crece libre, siente paz; la vida es hermosa aun con sus perplejidades.

Tampoco olvides: En cualquier situación siempre serás importante para alguien".



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